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María Luisa Bastos Rostan
P r i m a v e r a
Un domingo de agosto de madrugada
llegó la primavera muy apurada.
Llegó sin darnos cuenta, muy silenciosa
con su eterna belleza, maravillosa
La delató la brisa, tan perfumada
y las varas floridas, todas nevadas.
Ornamento de lujo, tiene el ciruelo
su copa está cubierta de blanco velo.
Está más florecido para el oriente
ofreciéndole al sol, fresco presente.
Cinco pétalos blancos, muy redonditos
vemos en cada flor del arbolito.
Coronitas de novia luce orgulloso
pureza y esperanza, fruto sabroso.
Como copos de nieve, caerán al suelo
los pétalos redondos o irán en vuelo
llevados por el viento cual papelitos
cubriendo quinta y patio, de lunarcitos.
Dejarán en las ramas verdes bolitas
creceran tiernas, rojas exquisitas.
¡Llegó la primavera alborozada
me lo contó el ciruelo, de madrugada!
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