

María Luisa Bastos Rostan
A N C I A N O
Su escaso cabello se volvió de escarcha
Sus ojos vivaces se encuentran cansados
su carita añeja se lleno de arrugas
todos sus sentidos hoy están menguados.
Su mente agobiada por tantos recuerdos
¡Que suerte que algunos se hicieron olvido!
porque eran tan tristes y dolían tanto
como sus achaques que mucho ha sufrido.
Se encuentra tan solo, tan solo y tan triste
y que falta le hace una compañía
que le diga algunas amables palabras
que escuche tan solo, o que le sonría.
Solo necesita una mano tibia
de un nieto pequeño o un trozo de sol,
desea la dulzura de un caramelo
o del aleteo de un beso el dulzor.
Cual niño indefenso con sed de cariño
ansia la ternura y la protección.
Felices si ponen su fe en Jesucristo
quien fue a prepararnos morada mejor.
Manos laboriosas, antes tan activas
duermen su fatiga sobre el delantal,
regazo vacio que otrora fue nido
y acunó retoños su amor maternal.
Me inspiran ternura todas las viejitas
será porque en ellas veo a mi mama
y más si son blancas, con ojos de cielo
y más aun si irradian fe y serenidad.
Día del abuelo, del heroico abuelo
quien nos dio la Patria por la que luchó
y añorando todas sus cosas queridas
se fue al exilio y allí descansó.
A los doloreños abuelos y ancianos
vaya mi saludo de afecto cordial
que Dios los bendiga en este su día
en el natalicio del héroe oriental.
Junio 1984